Seguidores

sábado, 24 de marzo de 2012

Extraños en la noche de Iemanjá - novela - fragmento

















En el lobby del hotel, mientras le servían un café con una medialuna planeó llamar a Miguel
por teléfono, eran las once de la mañana. Y no era mala hora para despertarlo, con la noche que le había hecho pasar. Estaba segura que todo era una broma, que Morgan era actor o algo así, no podía ser un escritor tan ridículo, diciendo esas cosas, contando una novela inverosímil, seguramente todo era una broma de Miguel y lo sacaría de la cama con el llamado. Le pidió a la operadora que discara el número de Miguel mientras se miraba en el espejo. Se vio algo demacrada, había pasado casi toda la noche sin dormir, en esa habitación tan inhóspita, a pesar de tener vista al río.
Estaba en Carrasco, un barrio de Montevideo, residencial, que siempre le había gustado. La operadora le indicó que fuera a la cabina, que ya estaba llamando.
Miguel atendió con voz de sueño y Lila dijo:

- ¿Por qué lo hiciste, Miguel? ¿Por qué me invitaste con ese personaje de anoche?

- Ah... dijo Miguel, con tono sobrador y ...¿te divertiste o no?

- Pero era una broma ¿no es cierto?

- No para nada, todo es cierto.

- Y ¿por qué pensaste que la iba a pasar bien en una reunión con un personaje como ese?

- Y ¿qué sé yo? a lo mejor...

Lila cortó la comunicación sin despedirse. Era suficiente por hoy con haber despertado a Miguel a las once. La próxima vez, su amigo sabría que no estaba dispuesta a ir a reuniones de ese tipo.
Sin embargo, le había quedado algo por preguntar y decidió pedir una nueva comunicación con la casa de Miguel.

- Hola ...

- Hola ...

- Miguel...

- Sí...

- Decime algo, tu amiga, la de los anteojos flúo, ¿no había preparado una perfomance o algo así?

- Al fin caíste, al fin te diste cuenta: es arte conceptual. -. Nos filmó anoche, con una cámara oculta, ya tiene una sala en París para exponerlo.

Ya no sabía si Miguel hablaba en broma o en serio. Lo que había escuchado anoche en la reunión sobrepasaba una escena realista.

- Miguel..

- Sí, nena ¿qué querés?

Lila tenía ganas de decirle a Miguel muchas cosas, la estaba poniendo a prueba todo el tiempo, olvidándose de los buenos tiempos, de lo amigos y confidentes que habían sido en una época y ésa era la mayor traición, no era un problema que Morgan, el amigo de Miguel fuera tal como se había mostrado, el problema era para Lila la traición de Miguel. Por eso le cortó sin decir nada. Colgó el teléfono y subió a la habitación, tenía que ducharse, tenía que ponerse bajo el chorro del agua y pensar en otra cosa, tal vez en el mono, al que había abandonado a su suerte toda la noche.




(c) Araceli Otamendi - todos los derechos reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente esta nota