Carlos Morel, auténtico precursor - Segunda parte
(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Continuando con Apuntes sobre arte argentino, brindamos ahora la segunda parte de Carlos Morel – Auténtico precursor del arte argentino. Nos abocamos ahora a ofrecer a los lectores parte del testimonio de Agustín Matienzo pariente del pintor y autor del libro “Carlos Morel, precursor del arte argentino” editado por Emecé en – libro agotadísimo – y que con gran esfuerzo rastreamos por innumerables librerías de la ciudad de Buenos Aires hasta que lo ubicamos en una librería de libros antiguos, y también al testimonio de Alfredo González Garaño, quien prologa el libro.
“…La existencia, por ejemplo, de Carlos Morel, el primero cronológicamente y, sin duda, el más dotado de los que dieron prestigio a las artes plásticas argentinas en la primera mitad del siglo XIX, es la más oculta, la más desconocida, debido a tristes circunstancias. Por ello es de sumo valor la obra escrita por su sobrino-bisnieto, el doctor Agustín Matienzo, pues aporta un gran caudal de datos inéditos sobre la personalidad de tan ilustre argentino.
Bien sabía el historiador lo estéril del terreno en el cual había de realizar sus búsquedas, mas con su agudo espíritu de investigador, su tenacidad, y su recta conducta de estudioso, logró superar todos los obstáculos y dar como feliz a su larga y minuciosa tarea. Así ha podido ampliar y sobrepasar los estudios efectuados anteriormente.
Como labor previa e indispensable, Matienzo ha debido investigar pacientemente en diversos archivos y dar lectura prolija y atenta a numerosos legajos testamentarios, colecciones de diarios y revistas de la època, biografías de los contemporàneos de Morel, estudios y crónicas sobre las Bellas Artes durante nuestro pasado, etcétera. Ha prescindido acertadamente, de todos los detalles basados en la tradición oral, fuente peligrosa de información, dado que se inclina casi siempre a lo pintoresco y aún a lo truculuento…”
Alfredo Gonzàlez Garaño
Apuntes sobre su vida
Radicación de Carlos Morel en la ciudad de Quilmes (Provincia de Buenos Aires)
“Puede afirmarse con certeza su radicación en Quilmes, a partir de 1870…”
“… En aquel hogar, que supo practicar la caridad en su más evangélica acepción, “Tío Carlitos”, como se lo llamaba, pues todos eran en la casa sus sobrinos en distinta generaciòn, no es el partiente indigente a quien, haciendo sentir la protección brindada, se relega a secundario lugar.
Cariño, respeto y comprensión rodean sus días y no le falta jamás la consideración debida a su indiscutido señorío. En prueba de la afirmación , anotemos de camino una circunstancia: nadie se sienta a la mesa familiar, si no lo ha hecho él primeramente, en la cabecera que se le ha destinado"
Cuando Morel se limitó a bordar
“… Queda por considerar un tema capital: el relativo a su salud mental, resentida, según se ha sostenido hasta el presente, por los acontecimientos que ensombrecieron el hogar de su hermana Indalecia (1),
Tal error en la etiologìa, y el desconocimiento de la real naturaleza y gravedad del mal, permitieron el libre juego de la imaginación. Y es así como en algunos trabajos sobre él publicados, sus autores, críticos de arte en su mayoría, hablan de sus últimos años presididos por el terror de la imagen de la muerte, que se le acercó y hubo de hacerlo suyo en el banquillo mazorquero. De ahí también los paralelos: el pintor de las batallas, del ímpetu agresivo, del entrevero bravío, trasmuta su personalidad ante la siniestra visión y desde entonces se limita a bordar y a tratar en sus cuadros santos y madonas…”.
(1) Indalecia Morel – hermana de Carlos Morel en línea paterna,
Casada con José María Dupuy, quien siendo vecino de Quilmes debió abandonar su solar en 1840, luego de que su quinta fuera embargada, semidestruida la casa por el fuego, y rematados los biens muebles, desde el carruaje, recientemente adquirido al Dr. Ireneo Portela y que pasó a poder de Prudencio Rosas, hasta la ropa de cama de sus pequeños hijos.
Se habla de la ejecución de Dupuy en Santos Lugares por orden de Rosas, cuando, por el contrario, tuvo lugar en el cuartel de Ciriaco Cuitiño en Buenos Aires, y sin intervención del Dictador. Así surge de las sentencias condenatorias de los mazorqueros Badía, Troncoso, Alen y el nombrado Cuitiño, que pueden leerse en los ejemplares de La Tribuna de los días 18 de octubre y 30 de diciembre de 1853 y El Nacional del 7 de marzo de 1899, y de la defensa que del nombrado en último término hizo el Dr. Marcelino Ugarte, publicada en el primer número de El Plata Cientìfico y Literario. (pag. 33)
El arte de Morel
“…Morel nunca dio un sentido comercial a su arte, en el que no encontró un medio de vida. No creemos que haya hecho retratos sino esporádicamente. Así se explica el reducido número que de ellos se conoce, pues son precisamente estas obras las que se conservan por su significado emocional, con prescindencia, en general de su valor artístico. ..”
Dos cartas de Morel al General Garmendia
En un artículo del diario La Nación publicado en 1962, Agustín Matienzo destaca a través de dos cartas de Carlos Morel al General José Ignacio Garmendia, escritas y fechadas en Quilmes en 1890, donde el artista le escribe bajo la influencia de un particular estado emocional. “…Luego de casi medio siglo de vida retirada, en la serenidad del hogar familiar, rodeado de afectos y atenciones, el apacible transcurrir de sus dìas se interrumpe y un pasado, intensamente vivido, reaparece con fuerza de plenitud…”.
Garmendia le había pedido a Morel uno de sus cuadros para la galería de artistas argentinos que estaba formando.
En esas cartas, Morel, sale de su mutismo y le responde.
A partir del estudio de estos documentos, Matienzo afirma:
“Hemos sostenido con reiteración que no fue el suyo un estado demencial, como tantas veces, se ha afirmado, sino que se limitó a un debilitamiento general de sus facultades intelectuales. Así lo demuestran las piezas reproducidas. Ellas revelan una mente lúcida; los errores que se advierten son los comunes en personas de avanzada edad y que sólo esporádicamente ejercita la pluma. Estamos, pues, en presencia de un malestar de origen nervioso, que evolucionó favorablemente, y del que apenas quedaron secuelas…”.
(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur
bibliografía:
Agustín Matienzo, Carlos Morel precursor del arte argentino, Editorial Emecé
nota publicada en el diario La Nación, 1962, autor Agustín Matienzo: El pintor Carlos Morel a través de dos cartas esclarecedoras
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