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martes, 26 de octubre de 2010

Apuntes sobre arte argentino: Carlos Morel- Tercera parte



Carlos Morel: Precursor del arte argentino – Tercera parte



(Buenos Aires) Araceli Otamendi

A medida que investigo acerca de los precursores del arte argentino, encuentro en diversos libros más datos de Carlos Morel considerado el primer pintor argentino nativo.
Sigue figurando como lugar de nacimiento la antigua ciudad de Quilmes. Sin embargo, según la investigación realizada y que ya se ha publicado en notas anteriores, Carlos Morel se radicó en Quilmes en 1870, según lo indica Agustín Matienzo – descendiente del pintor – en el libro “Carlos Morel” precursor del arte argentino.
En cuanto a su lugar en el mundo del arte argentino, Morel figura como uno de los artistas más destacados y el primer pintor argentino nativo que forjó su cultura artística en nuestro medio. Fue discípulo de José Guth y de Pablo Caccianiga.
Egresó a los dieciocho años con altas calificaciones y en 1835 comenzó su actividad al pintar miniaturas asociado con García del Molino.
Según el testimonio de Matienzo la vida de Morel en su ancianidad y después de la muerte de su hermana, Indalecia Morel de Dupuy, transcurrió serenamente.

“…Reconstruyamos en primer término su fisonomía, en base a los recuerdos de aquellos y a la fotografía reproducida (Lámina XLIX), obtenida en la ciudad de La Plata en 1889, cuanto contaba, por lo tanto, 76 años.
La mirada, vivaz aún, anima un rostro apenas oval, enmarcado por la barba blanca, corta y espesa. El cabello, abundante para la edad, es negro y marcadamente canoso; erguido el porte, a pesar de la más bien baja estatura; pulcro y correcto el vestir y finas las maneras. (1).
Una amplia habitación separada de la edificación principal, entre el patio que centra añoso pino y la sombreada huerta-jardín, es a la vez dormitorio y taller. En ella permanece buena parte del día, entregado a la pintura de motivos por lo general religiosos (2), a trabajos de bordado en blanco, algunos de los cuales aún se conservan, y a la lectura de los libros, diarios o publicaciones periódicas que llegan a la casa.
Agradable conversador, de léxico cuidado, discurre con frecuencia sobre autores de la antigüedad clásica, o la historia, vida y costumbres de pueblos extraños, conocidas a través de sus inquietudes de otras épocas y que según queda expuesto, no ha abandonado. Rara vez encuentra tema en sus recuerdos. Cuando lo hace, omite, al parecer deliberadamente, toda referencia al orden personal o familiar. A ello se debe, en gran medida, el desconocimiento de su vida anterior. Nadie escucha de sus labios noticia alguna, y el temor de actualizar posibles hechos ingratos pone reserva en las preguntas.
Con sus sobrinos políticos Juan Iturralde y Francisco Labourt, sostiene largas conversaciones en francés, idioma que domina, y en cuyos rudimentos inicia a algunos de sus sobrinos nietos, a quienes reúne con tal fin en el comedor de la casa. Se cree, asimismo, que no fue ajeno el inglés a sus conocimientos.
La música lo atrae, y se recuerdan sus ejecuciones en violín, que considerada su avanzada edad, permiten presumir el ajustado intérprete de horas mejores…”.

(1)   Destacan sus ya nombrados familiares este último rasgo de su personalidad.  Así, al abandonar su habitación, lo hace por lo general, en irreprochable traje de calle. Es su sastre don Guillermo Thiemer, alemán, quien se traslada desde Buenos Aires, donde está establecido, para realizar las pruebas de rigor. Severo y exigente el anciano, le obliga a rectificar cualquier error, por pequeño que fuere.

(2)   Quehacer éste que habría abandonado unos diez años antes de su muerte

Bibliografía:

Agustín Matienzo, Carlos Morel precursor del arte argentino, Editorial Emecé

José Cosmelli Ibáñez, Historia de la cultura argentina, Editorial Troquel


 (c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur

Apuntes sobre arte argentino: Carlos Morel- Primera parte




Carlos Morel, un auténtico precursor de la pintura argentina

(Buenos Aires) Araceli Otamendi

Carlos Morel aparece como nacido en Quilmes (Provincia de Buenos Aires) en 1813 y fallecido en esa ciudad en 1894, pero dedicado a la pintura sólo hasta los treinta años, cuando al parecer una alteración nerviosa cambió el curso de su vida. (1) (6)
Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo por esta revista en el Museo Municipal de Artes visuales de Quilmes Víctor Roverano señalan en una bibliografía que Carlos Morel nació efectivamente en 1813, el día 8 de febrero, pero en la ciudad de Buenos Aires y murió en Quilmes (Provincia de Buenos Aires) el 10 de septiembre de 1894.


Dice textualmente la bibliografía:

“Nace en Buenos Aires el 8 de febrero de 1813, su familia es próspera y numerosa, no obstante su vida se ve de pronto alterada por todo tipo de vicisitudes. En 1830 egresa de la Escuela de Dibujo de la Universidad, donde tuvo por maestros a J.Güth y a P. Caccianiga. Los problemas económicos lo alejan periódicamente de la pintura. Se asocia con su amigo y compañero Fernando García del Molino, con quien realiza en colaboración varios retratos en miniatura. En 1837, Marcos Sastre en la apertura del Salón Literario ya menciona a Morel, junto a otros artistas, diciendo: “…de ellos se gloriará algún día la Nación…”. (5)

Según el libro de María Laura San Martín: La pintura en la Argentina, editado por Claridad, Morel “había estudiando en la Escuela de Dibujo
de la Universidad de Buenos Aires y no viajó a Europa. Su obra se encuadra dentro de un costumbrismo realista, pero con más verdad, dinamismo y emoción que el anotado para los pintores extranjeros de la época inicial. Su temática es la del gaucho en su vida libre y romántica y las movidas escenas de las batallas, y en esto es, como lo llama Agustín Matienzo, un auténtico precursor…” (2)

“La pintura de Morel prefigura el cuadro histórico, un poco pintoresco y un poco romántico de Blanes, López, Ballerini, Demaría y otros que vendrán luego…”. (1).

En otra publicación del Centro Editor de América Latina ya se consideraba a Carlos Morel cronológicamente  como el primer pintor argentino:

“…Pintó retratos, batallas, grabó tipos y escenas y es el autor de La calle larga de Barracas, de alto nivel y muy audaz para la época en la cual fue pintada: el tratamiento de las sombras y de los reflejos anticipa algunos de los recursos impresionistas…”. (3)

Laura Malosetti Costa afirma: …”Durante el período rosista comenzó la actividad de los primeros artistas locales formados con aquellos extranjeros que habían abierto su taller en la ciudad. Uno de ellos fue Carlos Morel, quien se dedicó a pintar escenas costumbristas, episodios militares y paisajes continuando en buena medida la mirada “desde afuera”, atenta a lo pintoresco y peculiar, que habían dirigido sobre la región los artistas europeos. Hay sin embargo un dinamismo romántico en sus escenas militares, que revela en este artista un interés estético más allá de la documentación iconográfica..”. (4).

Y según la bibliografía suministrada por el Museo Municipal de Artes Visuales de Quilmes “Víctor Roverano”: “…es quizás en el grabado donde Morel desarrolla su vocación más profunda, plasmar su tiempo, en la imagen de su pueblo, observado íntima y delicadamente en su cotidianeidad, del todo alejada el exotismo tan afecto al romanticismo europeo. Si bien retrata en sus litografías a los personajes políticos de su época (Rosas, Medrano, V. López, Arana, Insiarte, Gómez de Fonseca, Urquiza), es en la Serie Grande de Ibarra y en Usos y costumbres del Río de la Plata donde vuelca su conocimiento y fervor por lo popular argentino.
A partir de 1844 su figura pública se opaca lentamente, se traslada a Quilmes donde se instala como fotógrafo, acompañando a su hermana Indalecia, viuda de Dupuy. Realiza trabajos menores, algunos públicos hoy desaparecidos (retablo para la Casa Parroquial,, telones y bastidores para el Teatro del Salón Municipal), se conservan de esta época dos óleos en el lMuseo Histórico Regional de Almirante Brown de Bernal….”. (5)

También de acuerdo con esta misma bibliografía:

“… Su obra más importante la produce en los pocos años que transcurren entre 1835 y 1845. Un oscuro episodio, transmitido por tradición oral, lo sume en la melancolía y la demencia, quebrando su desarrollo artístico. Cuenta la leyenda que salvó milagrosamente su vida, momento antes de su ejecución a manos de la Mazorca, al llegar una orden personal de Rosas en su favor, su cuñado José María Dupuy, no corrió su misma suerte y fue ejecutado. Si embargo esta historia se contradice con la documentación histórica que lo ubica en Brasil, cuando este hecho ocurre.
Y es el primer pintor argentino que exhibe predilección por los temas costumbristas criollos y retrata al Gaucho con exquisita dedicación. En su paleta y composición se descubren rasgos de un incipiente romanticismo, ya observado por críticos e historiadores de su arte. Sus principales obras pictóricas, realizadas entre 1839 y 1842 son: Carga de caballería del Ejército federal (óleo), Caballería gaucha (acuarela), Mercado de carretas en la Plaza Monserrat (óleo), Payada en una pulpería (óleo), La calle larga de Barracas (óleo sin fechar), Retratos al óleo: Macedonia Escardó, Patricio Peralta Ramos, Florencio Escardó, Retrato del Pintor (sin fechar), Miniaturas: Retrato de José M. Dupuy, y en colaboración con F. García del Molino: Retratos de Gral. F. Aldao, Ramona Luna, Rosas, Encarnación Ezcurra, Vicente Corvalán…”. (5)


Museos que poseen obras de Carlos Morel

Y en los catálogos de:

Museo Nacional de Bellas Artes de la Argentina
Museo Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat


Un dato que ha de tenerse en cuenta es que la Escuela Municipal de Bellas Artes de la ciudad de Quilmes lleva el nombre de Carlos Morel.


© Araceli Otamendi – Archivos del Sur




Bibliografía:


(1) María Laura San Martín, La pintura en la Argentina, Editorial Claridad

(2) cita en La pintura en la Argentina,María Laura San Martín, Editorial Claridad: Agustín Matienzo, Carlos Morel precursor del arte argentinol, Buenos Aires, Emecé.

(3) Abraham Haber, La pintura argentina, Vanguardia y Tradición, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, setiembre de 1975.

(4) Laura Malosetti Costa, Pintura Argentina, Precursores I, Ediciones del Banco Velox



(5) Bibliografía suministrada por el Museo Municipal de Artes Visuales Víctor Roverano de la ciudad de Quilmes

(6) Catálogo del Museo de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat

Apuntes sobre arte argentino: Carlos Morel- Segunda parte


Carlos Morel, auténtico precursor - Segunda parte



(Buenos Aires) Araceli Otamendi

Continuando con Apuntes sobre arte argentino, brindamos ahora la segunda parte de Carlos Morel – Auténtico precursor del arte argentino. Nos abocamos ahora a ofrecer a los lectores parte del testimonio de Agustín Matienzo pariente del pintor y autor del libro  “Carlos Morel, precursor del arte argentino” editado por Emecé en – libro agotadísimo – y que con gran esfuerzo rastreamos por innumerables librerías de la ciudad de Buenos Aires hasta que lo ubicamos en una librería de libros antiguos, y también al testimonio de Alfredo González Garaño, quien prologa el libro.



“…La existencia, por ejemplo, de Carlos Morel, el primero cronológicamente y, sin duda, el más dotado de los que dieron prestigio a las artes plásticas argentinas en la primera mitad del siglo XIX, es la más oculta, la más desconocida, debido a tristes circunstancias. Por ello es de sumo valor la obra escrita por su sobrino-bisnieto, el doctor Agustín Matienzo, pues aporta un gran caudal de datos inéditos sobre la personalidad de tan ilustre argentino.

Bien sabía el historiador lo estéril del terreno en el cual había de realizar sus búsquedas, mas con su agudo espíritu de investigador, su tenacidad, y su recta conducta de estudioso, logró superar todos los obstáculos y dar como feliz a su larga y minuciosa tarea. Así ha podido ampliar y sobrepasar los estudios efectuados anteriormente.

Como labor previa e indispensable, Matienzo ha debido investigar pacientemente en diversos archivos y dar lectura prolija y atenta a numerosos legajos testamentarios, colecciones de diarios y revistas de la època, biografías de los contemporàneos de Morel, estudios y crónicas sobre las Bellas Artes durante nuestro pasado, etcétera. Ha prescindido acertadamente, de todos los detalles basados en la tradición oral, fuente peligrosa de información, dado que se inclina casi siempre a lo pintoresco y aún a lo truculuento…”

Alfredo Gonzàlez Garaño


Apuntes sobre su vida

Radicación de Carlos Morel en la ciudad de Quilmes (Provincia de Buenos Aires)

“Puede afirmarse con certeza su radicación en Quilmes, a partir de 1870…”


“… En aquel hogar, que supo practicar la caridad en su más evangélica acepción, “Tío Carlitos”, como se lo llamaba, pues todos eran en la casa sus sobrinos en distinta generaciòn, no es el partiente indigente a quien, haciendo sentir la protección brindada, se relega a secundario lugar.
Cariño, respeto y comprensión rodean sus días y no le falta jamás la consideración debida a su indiscutido señorío. En prueba de la afirmación , anotemos de camino una circunstancia: nadie se sienta a la mesa familiar, si no lo ha hecho él primeramente, en la cabecera que se le ha destinado"


Cuando Morel se limitó a bordar

“… Queda por considerar un tema capital: el relativo a su salud mental, resentida, según se ha sostenido hasta el presente, por los acontecimientos que ensombrecieron el hogar de su hermana Indalecia (1),

Tal error en la etiologìa, y el desconocimiento de la real naturaleza y gravedad del mal, permitieron el libre juego de la imaginación. Y es así como en algunos trabajos sobre él publicados, sus autores, críticos de arte en su mayoría, hablan de sus últimos años presididos por el terror de la imagen de la muerte, que se le acercó y hubo de hacerlo suyo en el banquillo mazorquero. De ahí también los paralelos: el pintor de las batallas, del ímpetu agresivo, del entrevero bravío, trasmuta su personalidad ante la siniestra visión y desde entonces se limita a bordar y a tratar en sus cuadros santos y madonas…”.




(1) Indalecia Morel – hermana de Carlos Morel en línea paterna,
Casada con José María Dupuy, quien siendo vecino de Quilmes debió abandonar su solar en 1840, luego de que su quinta fuera embargada, semidestruida la casa por el fuego, y rematados los biens muebles, desde el carruaje, recientemente adquirido al Dr. Ireneo Portela y que pasó a poder de Prudencio Rosas, hasta la ropa de cama de sus pequeños hijos.

Se habla de la ejecución de Dupuy en Santos Lugares por orden de Rosas, cuando, por el contrario, tuvo lugar en el cuartel de Ciriaco Cuitiño en Buenos Aires, y sin intervención del Dictador. Así surge de las sentencias condenatorias de los mazorqueros Badía, Troncoso, Alen y el nombrado Cuitiño, que pueden leerse en los ejemplares de La Tribuna de los días 18 de octubre y 30 de diciembre de 1853 y El Nacional del 7 de marzo de 1899, y de la defensa que del nombrado en último término hizo el Dr. Marcelino Ugarte, publicada en el primer número de El Plata Cientìfico y Literario. (pag. 33)


El arte de Morel



“…Morel nunca dio un sentido comercial a su arte, en el que no encontró un medio de vida. No creemos que haya hecho retratos sino esporádicamente. Así se explica el reducido número que de ellos se conoce, pues son precisamente estas obras las que se conservan por su significado emocional, con prescindencia, en general de su valor artístico. ..”


Dos cartas de Morel al General Garmendia

En un artículo del diario La Nación publicado en 1962, Agustín Matienzo destaca a través de dos cartas de Carlos Morel al General José Ignacio Garmendia, escritas y fechadas en Quilmes en 1890, donde el artista le escribe bajo la influencia de un particular estado emocional. “…Luego de casi medio siglo de vida retirada, en la serenidad del hogar familiar, rodeado de afectos y atenciones, el apacible transcurrir de sus dìas se interrumpe y un pasado, intensamente vivido, reaparece con fuerza de plenitud…”.
Garmendia le había pedido a Morel uno de sus cuadros para la galería de artistas argentinos que estaba formando.
En esas cartas, Morel, sale de su mutismo y le responde.

A partir del estudio de estos documentos, Matienzo afirma:

“Hemos sostenido con reiteración que no fue el suyo un estado demencial, como tantas veces, se ha afirmado, sino que se limitó a un debilitamiento general de sus facultades intelectuales. Así lo demuestran las piezas reproducidas. Ellas revelan una mente lúcida; los errores que se advierten son los comunes en personas de avanzada edad y que sólo esporádicamente ejercita la pluma. Estamos, pues, en presencia de un malestar de origen nervioso, que evolucionó favorablemente, y del que apenas quedaron secuelas…”.

(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur

bibliografía:

Agustín Matienzo, Carlos Morel precursor del arte argentino, Editorial Emecé

nota publicada en el diario La Nación, 1962, autor Agustín Matienzo: El pintor Carlos Morel a través de dos cartas esclarecedoras