La novela policial de Araceli Otamendi Pájaros debajo de la piel y cerveza ganó elPremio Fundación El Libro- Edenor, en el año 1994. en el concurso organizado en el marco de la XX Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. El premio fue la publicación del libro en la editorial Grupo Editor Latinoamericano.
Fueron jurados María Esther de Miguel, Josefina Delgado y Luis Gregorich.
Ha recibido varias críticas en medios de la Argentina y del Exterior. Varias universidades del exterior se han ocupado y se ocupan de su estudio.
Críticas y comentarios a Pájaros debajo de la piel y cerveza:
“Como si se tratara de una versión adulta de aquella famosa colección Elige Tu Propia Aventura que tanto deleitaba a niños – y no tan niños – lectores, se puede entrar en esta primera novela de Araceli Otamendi por diversas puertas. Ganadora del concurso Edenor para escritores noveles 1994, Pájaros debajo de la piel y cerveza” es de ese modo, un policial no tan clásico (quizá la única manera de escribir un policial “argentino”), una lectura de los distintos costados de la realidad contemporánea, un fresco de la perspicacia y la chantada tan nacionales, una disparatada y sutilmente hilvanada sucesión de hechos curiosos plagados de humor, un muestrario de cruces narrativos. O mejor dicho, esta novela es la conjunción de todos esos elementos, a los cuales debe agregarse una prosa rápida, desprejuiciada, que lleva a los personajes a atravesar los límites de la historia. Otamendi arriesga en cada capìtulo, fuerza la relación autor-lector, y el resultado es un alucinante y sutil rompecabezas por saber quièn, en definitiva, està escribiendo la trama. Un mèrito que, en los tiempos de narrativa argentina que se viven, no es poco.
(La Maga, revista argentina)
El Universal de Panamá (periódico)
“En una trama policial desarrolla una prosa expectante con el alfabeto de todas las emociones. Su diseño tiene un extraño suspenso, introduciéndonos por caminos escarpados para descubrir quien mató a Silvie en un lejano pueblo de Alemania el cual posee un ritmo cíclico y monótono de los lugares donde nunca pasa nada.
La acción la sustenta con un erotismo ritual, los personajes sobreviven en un nauf ragio de soledades. Su estilo metafórico es singular por el acento de sus protagonistas, así nos asombran por sus penumbras vacías y oscuros silencios, caminan con pasos de pájaro y poseen ojos de lechuza, se zambullen traumáticamente en el viento y la desolación.
Araceli Otamendi con su melancólico relato busca las voces perdidas que le den sentido a la vida. Logra captar la atención del lector. Desde Panamá saludos su narrativa diferente, patética y humorística”.
Ricardo Arturo Ríos Torre (19-11-96)
“Los concursos literarios no siempre deparan placer a quienes forman parte de sus jurados. Tampoco es habitual la sensación de sorpresa, motivada por la aparición de nuevos talentos literarios, sobre todo cuando se trata de escritores inèditos, a menudo tanto o màs convencionales que los ya conocidos.
Ambas circunstancias auspiciosas se han dado en el concurso de novela organizado en forma conjunta – feliz asociación que esperamos tenga continuidad en el tiempo- por la Fundación El Libro y la empresa Edenor.
La obra premiada revela una madurez inesperada para quien aùn no ha publicado libro. No hay aquì vacilaciones de escritura ni los típicos excesos del principiante que acumula materiales sin jerarquizaciòn ni medida. Tampoco se advierte n las experimentaciones inútiles de los que creen seguir una preceptiva de vanguardia y se instalan, en realidad, en una rutina de capillas fatigadas.
La autora nos cuenta una historia. Esa historia adopta las formas de la narración policial, se inicia en la Argentina y continùa en una germánica Europa, y utiliza el humor, la parodia y las alusiones literarias y culturales para desarrollarse y crecer. El lector está protegido por una discreta estrategia de relato transparente y fluido, aunque haya de pronto saltos e incisiones en la realidad que sugieren que no todo es como parece, o, en todo caso, que vale la pena indagar màs allà de las apariencias. Como el singular detective de la novela, serà el propio lector el que dè su versión final cuando acabe de leer el libro.
Hemos mencinado un elemento clave de la obra (incluso presente en el curioso y original tìtulo de la novela): el humor. Se trata màs bien de una clave de humor negro, de guiños paròdicos, de iro nía en forma de retazos que otorgan al texto un sabor peculiar. Las lecturas de la autora estàn presentes en lo que escribe, pero no se han sobrepuesto a su propia voluntad de construcción ni le han impedido a erigir un tono personal.
Es satisfactorio augurar a Araceli Otamendi un prometedor futuro en el arduo campo de la creación literaria. Valgan las huellas de este primer paso como la marca inicial de un camino fecundo en imaginación, amor por la palabra y libertad expresiva”.
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