"... - ¿Usted cree en los presagios?
Marta pensó durante algunos segundos y después dijo:
- En algunos, tal vez.
- ¿Qué diría si le digo que esta mañana, encontré un huevo de pájaro, blanco, brillante sobre la cubierta?
- ¿Un huevo?
- Sí, un huevo. Estaba sobre una lona azul.
- Es el inicio de algo - dijo Marta mirando al detective. -¿Dónde está el huevo?
- Antes tiene que contestarme algo - dijo Ludwig
- ¿Qué cosa?
- ¿Qué relación había entre Cintia y su marido?
- Primero quiero saber dónde está ese huevo...
Ludwig introdujo la mano en su bolsillo y sacó un pequeño huevo blanco y reluciente y lo puso delante de los ojos de Marta. Los ojos de ella se abrieron inmensos, el asombro se había instalado en su mirada y Ludwig había caminado por la superficie de sus profundos ojos grises, lisa y fría como una playa de arena mojada al atardecer. Se había aventurado a mirar con descaro los ojos de esa mujer. ¿Qué encerraba en esa mirada? ¿Quién sabe? se preguntó, quién sabe si alguna vez lograría saberlo...".
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