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viernes, 4 de octubre de 2013

Entre mujeres 2


(Buenos Aires)

Empiezo a publicar una nueva serie de cuentos: Entre mujeres, que fui escribiendo a lo largo de los años. Así como en los cuentos de la serie Tardes de madres, escribí acerca de mis experiencias, vivencias y diálogos con las madres, en general, de los amiguitos de mis hijos cuando eran chicos, ahora iré publicando una serie de cuentos relacionados con experiencias, vivencias y diálogos con mujeres.
En ninguna historia los personajes tienen nombres reales, los lugares han sido modificados, los diálogos y las historias pueden ser totalmente inventados.

Entre mujeres -2

Macarena es un nombre ficticio de un personaje que tal vez me inspire una persona real. Esta es una historia que puede haber sido inventada, aunque sabemos que todo puede partir de la realidad.
Macarena, ya en la treintena larga, hace poco que se divorció de un matrimonio de varios años.  Me invita a ir con ella a un lugar, que años después se llama junto con otros lugares semejantes "after hour". Pero en ese momento nadie lo conocía así. Me lo describe como un lugar novedoso en Buenos Aires y como tengo cierto esnobismo voy. Llevo libros, porque la única conexión que tengo con Macarena son algunas lecturas y enseguida me desencanto. Ella no ha ido ahí para hablar de libros sino de otra cosa. Esta historia transcurre a fines de los `80. En plena democracia, se puede hablar de cualquier tema y Macarena se despacha con el tema que sea. En ese lugar, bastante aburrido, no hay otra cosa que caras largas de personas que han pasado todo el día en una oficina, en la City. Las conozco, porque yo también las he padecido. He trabajado en una oficina de  la City apenas salí de la secundaria y sé con qué bueyes aramos.
Macarena pide un whisky doble cuando viene el mozo y yo una coca cola-light. Macarena dice que ella está acostumbrada a beber un whisky de vez en cuando, que no le hace nada. Y enseguida se despacha contra el ex-marido. La escucho, la dejo hablar. Me cuenta cosas de su matrimonio. Guarda rencor hacia él. No debería haberla dejado casi en la calle, como la dejó. Ella debería haber sido más astuta, haber sospechado. Haber guardado dinero en alguna cuenta secreta, a resguardo, me dice. SIn embargo, él fue más astuto y se quedó con casi todo, afirma.
Le pregunto  que cómo fue que llegaron hasta esa situación y ella dijo que tenía un amante, que su matrimonio estaba en crisis los últimos años y que el marido se dio cuenta y arrasó con todo lo que pudo, fue hábil, dijo.
Mientras, en ese lugar que a mi me aburre mortalmente, empiezan a llegar más hombres y mujeres de aspecto cansado, pálidos y se nota que con ganas de distraerse un rato. Empiezo a desesperarme un poco porque tengo varios libros sobre la mesa e intuyo que la literatura quedará afuera de la conversación.
Macarena dice que lo del amante tampoco fue, que éste huyó despavorido apenas ella se divorció porque se dio cuenta que ella esperaba otro tipo de relación, más completa y no tan superficial, aseguró.
-  Me arrepiento de haber confiado en él - dijo Macarena.
-¿Entonces?
- Empecé a salir con otro, con Alberto.
- ¿Y?
- También, recién divorciado.
-¿Y?
- Tengo temor de que pase lo mismo que con el otro, ni bien se de cuenta de que lo que quiero es una pareja estable, saldrá corriendo.
-¿Y?
- No quiero estar sola, no pienso estar sola - dice, mientras mira el lugar, para mí tan aburrido.
- ¿Cómo es Alberto?

Macarena describe a Alberto como si se tratara de un actor de cine, de Alain Delon. Parece embelesada con la descripción, pero después de cada frase pone cara de duda, como si la imagen que va dibujando con palabras se le estuviera por escapar. Macarena insiste con que ella es una mujer muy hermosa y que tiene derecho a tener una pareja así, como Alberto, tiene derecho a resarcirse de ese matrimonio que la frustraba y de ese amante que la abandonó.
La miro, la escucho y veo a Narciso mirando su imagen en el agua.
Empieza a sonar una música estridente y Macarena mira hacia todas partes como si buscara a alguien.
-¿Esperás a alguien?
- Sí, a Alberto.
- ¿Va a venir?
- Pienso que sí...
- Me hubieras dicho...
- ¿Por qué?
- No hubiera venido.
-¿Por?
- Porque vos ya tenías una cita previa, no me interesan las personas que están aquí, tienen caras de cansados, me aburren, tenía ganas de hablar de libros.
-¿Y por qué no probás cosas nuevas?
-Porque hay cierto tipo de cosas que no me gustan.
Macarena dirige su mirada hacia un ángulo del bar donde está la puerta. Veo entrar a un hombre bastante parecido a Kojac, el personaje de la serie televisiva. Ella le hace señas, él se acerca.
- Es Alberto - dice Macarena.
Lo saludo y en cinco minutos estoy afuera. Afuera el aire nocturno está fresco, camino, respiro, es una noche bella.

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