Capítulo 7 - (fragmento)
...¿Esperaba encontrarse con alguien y quería lucir bien? el detective mantenía el pie en el acelerador y la vista fija en el convertible rojo. Ni siquiera sospechaba los pensamientos de Bijou, pero el auto había empezado a zigzaguear. Ella pensaba en distintas cosas al mismo tiempo: la sentencia de Mirinha, la tarotista, "no lo volverás a ver" ¿acaso no eran ésas más que las palabras de una vieja que se decía adivina? Y también pensaba en algo que había leido alguna vez: "El amor no se ha ido, sólo se han ido las palabras de amor". ¿Pero dónde, dónde encontrarlas?
¿Había que andar detrás de las palabras como si fueran cosas? Mónica, su exmujer habría dicho que Michel Foucault había resuelto ese tema, o tal vez había sido Borges. El auto de Bijou continuaba haciendo eses en el camino, por suerte, todavía no se había cruzado con ningún otro auto.
Los reflejos del sol sobre el metal rojo parecían incendiarlo. El auto de Bijou ardía y una llamarada inmensa crecía y se elevaba transformándose en lenguas de fuego. Ludwig detuvo el jeep. Era sólo una visión. Cerraría los ojos y pensaría. No quisiera estar ahí con ella. En realidad, no quisiera estar con ella y no sabía por qué...tal vez era su belleza o su fragilidad, o su fortaleza, o una mezcla de todas esas cosas, no lo sabía, no sabía qué pensar acerca de Bijou...
Cuando abrió los ojos y volvió a mirar el camino el auto de Bijou ya no estaba. El detective puso en marcha el motor y aceleró. Seguiría las huellas en la arena mojada...
Cuando abrió los ojos y volvió a mirar el camino el auto de Bijou ya no estaba. El detective puso en marcha el motor y aceleró. Seguiría las huellas en la arena mojada...
(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados
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