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lunes, 3 de enero de 2011

Extraños en la noche de Iemanjá - Capítulo 10 - fragmento


Capítulo 10 - fragmento

…¿Y después de todo, qué le importaba? ¿qué le importaba a él saber si Cintia y Mario Bruno estaban casados? ¿qué le importaba a él saber de las vidas de esas personas? Sí, se dijo, le importaba, porque le habían pagado por hacer el trabajo por adelantado y él había dado su palabra a Marta Agastizábal. Marta era una buena clienta, pensaba.
Ni siquiera era demasiado curiosa, hablaba poco, era callada. Tal vez por ese motivo estaba inquieto. Ahora que Cintia había partido en ese avión rumbo a Bahía. ¿ Y por qué no a Río, por qué no a Buenos Aires? Se preguntaba,  todo era tan extraño. Ahora él se preguntaba cosas acerca de esa mujer joven, casi una chiquilina. Se habían despedido en el aeropuerto de Montevideo apenas con una seña, apenas agitando la mano, pensaba. Por suerte el accidente no había sido más que un susto. Pero él sabía algo, algo que tal vez nadie, ni siquiera Marta había logrado adivinar.
Y ahora, mientras manejaba el jeep rumbo al hotel el detective pensaba en el cuaderno de notas de Cintia. ¿Había estado bien hacerlo? Mientras esperaba la ambulancia tuvo la precaución de tomar el cuaderno de notas de la mujer y ponerlo en su bolsillo. ¿Podía él hacer eso? ¿Y por qué no? Se preguntaba. Cintia no se iba a enterar y él adelantaría el trabajo. Por lo menos sabía que Cintia estaba esperando un hijo, por lo menos se había enterado de algo que nadie sospechaba. ¿Le servía de algo? Tal vez, saber acerca de la vida de toda esa gente sí lo acercaba a terminar con esa investigación. Pero entonces ¿Cintia había estado relacionada o no con Willy Agastizábal? ¿Por qué la había dejado ir así? ¿Por qué no había subido en ese avión con Cintia?´¿Por qué la había dejado escapar así como un pájaro? ...

(c) Araceli Otamendi - Todos los derechos reservados

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